jueves, 7 de enero de 2010

Los cambios climáticos por causas geológicas

Ciertas causas endógenas,propias el planeta, de naturaleza geológica tiene repercusiones en su clima. En concreto, las erupciones volcánicas, la posición y deriva de los continentesy la orogénesis o levantamiento del relieve causan modificaciones bien de la radiación solar que atraviesa la atmosfera, bien de los flujos aéreos y als corrientes marinas.

Con respecto a las erupciones volcánicas, es hoy bien conocido que las más importantes pueden causar un leve enfriamiento del planeta a corto plazo. La causa estriba en que la emisión de aerosoles, principalmente ceniza volcánica, en la troposfera e, incluso, su inyección en la estratosfera, reduce la cantidad de radiación solar que alcanza la superficie. De este modo, en las capas bajas de la atmósfera se produce un cierto enfriamiento. El proceso dura mientras permanezca material volcánico en suspensión en la estratosfera, como máximo 2 o 3 años. El enfriamiento se cuantifica en unas décimas de grado centigrado, a lo sumo 1ºC. Entre las erupciones recientes más aparatosas y con efecto climático apreciable están las de los volcanes Laki (Islandia) y Asama (Japón), en 1873, Tambora (Indonesia), en 1883, Agung (Indonesia), en 1963, Chichón (México), en 1982, y Pinatuvo (Filipinas), en 1990. De todas ellas, la que inyectó más material volcánico en la atmósfera fue la de Tambora, que dió lugar al llamado en Europa "año sin verano" de 1816.

Acerca de la posición de y la deriva de los continentes, ha de indicarse que la presencia de éstos introduce modificaciones importantes del clima ideal que correspondería a un océano en la misma posición. Los continentes suponen un obstáculo evidente para las corrientes marinas, que no pueden realizar el transporte de calor entre las diferentes latitudes. Si la Tierra estubiera cubierta cubierta completamente por un océano único, el transporte de calor del ecuador a los polos por medio de las corrientes marinas sería tan efectivo que no existirían casquetes polares. La presencia de estos en la actualidad es una casualidad geológica, dado que, por una parte está ocupado por un continente de una considerable altitud media y, por otra, el polo norte es una cuenca marina casi cerrada, excepto por el área noruega. De esta manera, los flujos de calor transportados por las corrientes marinas no alcanzan las altas latitudes. Igualmente, los flujos aéreos templados tampoco llegan a los polos, en especial el sur, por causa del vórtice circumpolar, una veloz corriente del oeste que rodea la Antártida.

La orogénesis o levantamiento del relieve, en especial la última y más conocida, la alpina, que dió origen a las grandes cordilleras planetarias, Himalaya, Andes, Alpes, Cáucaso, etc., es la causa de que los flujos aéreos se vean dinámicamente perturbados por la presencia de las alineaciones montañosas, elevandose y cambiando su rumbo. Ello tiene consecuencias climáticas evidentes. Por otra parte, los sectores elevados pueden verse fácilmente cubiertos por la nieve, que, por su elevado albedo, enfría aún más éstas áreas y las adyacentes.

En resumen, la presencia de tierras emergidas introduce modificaciones climáticas claras, sobre el clima que correspondería a un planeta marino, dependiendo de su situación, de la orientación de sus unidades de relieve y de la altitud, a escalas de tiempo geológicas, hasta de millones de años. Por otra parte, las mayores erupciones volcánicas producen un, en general, un leve y muy breve enfriamiento. Sólo en los casos de una intensificación planetaria del vulcanismo el efecto puede llegar a ser más notable y con una duración a escala geológica.

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